Descripción
¡El matrimonio es maravilloso, pero no es para siempre! Dura hasta que la muerte nos separa.
Entonces vienen las recompensas o remordimientos dependiendo de cómo vivimos nuestra vida; no podemos permitir que las cosas pequeñas destruyan nuestro matrimonio, pero tampoco permitamos que el matrimonio nos distraiga de cosas aún mayores.
Un Dios celoso nos pide que lo busquemos a Él primero y sobre todas las cosas, es entonces que la vida cobra sentido y todo toma su lugar. El amor, la risa y la intimidad fueron creadas para que las disfrutemos. Así que hay formas de amar a la familia profundamente sin ignorar el cielo.
Todo se reduce a nuestro enfoque, Jesús estaba en lo correcto, nosotros tenemos al revés las prioridades. El camino para tener un matrimonio extraordinario es precisamente no centrarnos en el matrimonio sino en Dios.